martes, 28 de septiembre de 2010

Artigas: el Héroe, el Hombre.

ARTIGAS: El Héroe, El Hombre…

Surge como un ave que inicia su vuelo.
Su voz es preludio de historia y de tiempo,
trayendo el pasado, que vive en silencio.
El tiempo que arroja relieves de historia,
historia que el tiempo marca con su mano,
Lucha que hasta el tiempo transformó en victoria.
Al grito de ¡Patria!
sucumbió el tirano.
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Antonia Francisca engendró en su vientre
la historia que el tiempo proyecta al presente.
Gervasio es la vida del tiempo ya ausente,
hacedor de historias del tiempo simiente.

Es junio y otoño se viste de invierno.
Es un 19, en Montevideo.
Despierta, mi cielo que la patria espera
tu mano de acero, tu frente serena.
Despierta mi cielo, mi cielo uruguayo.
Que crece en tu nombre, mi José Gervasio.
Crecerá soldado, hijo de la Lanza
para hacernos libres, Padre de la Patria.
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Fue tiempo de estudios, Padres Franciscanos,
Pues nadie es valiente sin ser ilustrado.
Mas su verdadera escuela fue el campo,
Donde se instalara con catorce años.
La naturaleza le brindó su encanto.
Allí conoció las armas, el lazo,
Cruzó a nado arroyos, se aferró al caballo,
Cautivó a mil chinas y se fue ganando
De a poco el respeto de los viejos gauchos,
Del esclavo negro, del indio y el zambo;
La sangre mestiza de tantos hermanos
Que en sus propias venas despertó el llamado
De luchar por ellos, los necesitados,
Los siempre oprimidos, los más marginados.
Los que compartían con él un asado,
La rueda del mate, el fogón tan cálido
Donde los juntaba, acordeón en mano,
Y se divertía cantando, contando.
Mientras, pecho adentro el joven Gervasio
Daba paso al hombre, creyendo, creando…
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Al conjuro de tu nombre se espantaban los tiranos.
Gritemos tu independencia, defensor de los humanos.
Don José Gervasio Artigas, tu anhelo fecundaremos.
Abrazados a tu causa, Benavídez junto a Viera
Dieron el grito de Asencio soñando en una quimera.

Los sables cortaron vientos,
se alzó en ancadas la patria.
Boleadoras, piedras, tientos,
lanzas de caña tacuara.
Horizonte, sangre y fuego.
José Gervasio avanzaba.
Sólo el eco de la muerte
a la libertad rondaba.
La historia no es más que tiempo
si el hombre no la forjara.
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El éxodo de este pueblo que no aceptó al invasor.
El general traicionado dejó la revolución.
1811, la patria tembló.
Temblaba la tierra, pero el gaucho no.
El Cerrito abandonado por las huestes de Rondeau.
La amnistía declarada, Artigas no la aceptó.
Marcharon los negros libres pisando la tempestad.
El indio, bronce y tacuara, gritando su libertad.
Los gauchos en sus carretas, pilchas de tierra y sudor,
las mujeres parturientas ahogándose en su dolor.
Patrimonio tan rico jamás venderé,
si hay un sol en mi patria yo lo encontraré...
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Ya es nuestra la tierra nuestra,
Nuestra la Banda oriental,
Ya nadie nos va mandar
Más que aquél al que elegimos,
Él develará el destino
De esta patria que amanece,
Y le pese a quien le pese
Hará justicia social,
Desplegando su ideal
En obras y documentos
Que atravesarán los tiempos
Sin encontrar nada igual.

Las instrucciones del XIII:
Federales, libertarias.
Reglamento de Campaña:
Tierra a los más infelices,
(siempre y cuando la utilicen,
Hagan yunta y se establezcan)
La Primera Biblioteca,
El santo y seña inmortal.
Los sueños del General,
Las huellas de su grandeza.
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Portugal ataca, al traidor compró.
Se compra la tierra, a los hombres no.
Buenos Aires y Entre Ríos aliados del agresor.
El pueblo oriental luchaba solo contra la invasión.

Fue en tiempo de adioses que el grito se oyera,
A cruzar el río, rumbo a la frontera.
Paraguay fue el rumbo, la esperanza nueva
De volver muy pronto a liberar mi tierra.
Envainó su sable, mas no sus ideas.
Pocos le siguieron, muchos aún lo esperan.
Y es que se quedó en una patria ajena,
Lejos de la suya, preso sin cadenas.
Condenado al yugo, la nostalgia inmensa,
Junto al viejo Ansina, su sombra morena.

Y allí está, en el bronce, hoy, y en las escuelas,
Dando el nombre a calles, liceos, carreteras.
En los batallones, clubes, plazas, ferias.
Estás, General, Padre, Abuelo, enseña.
Signo de una patria que siempre recuerda
Al héroe, al hombre, a quien encendiera
El fuego más libre, la hoguera primera.
La llama celeste que aún late y flamea,
Cada 19 de Junio en mi tierra
Cuando José Artigas alza su bandera.

Equipo nde redacción: Mauro, Lucas y Gonzalo.
Así nos anunciaron en la prensa:
http://derionegro.com.uy/young/?p=1475

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